miércoles, 19 de mayo de 2010

El Cuento que muchacho escribió para chatina y que ella jamás olvidará.

Soy el cuenta cuentos y hoy debe ser el día de los mismos, pero…¿que le vamos a hacer?, no me puedo resistir. Así que mis queridos oyentes les voy a contar la historia más increíble que hayan oído, o mejor dicho, leído, jamás de los jamases. El soñador de sueños: Érase una vez, un joven príncipe, alegre y dicharachero, a la vez tímido y soñador. En un tiempo muy lejano, andando por el jardín que había en la parte más remota del reino, se quedó soñando al lado de un estanque. El agua, con su mágico sonido, le transformó por una noche en una rana…¿o sería un rano?. El rano (que en ese estaque mágico había ranas y ranos) empezó a croar y croar. El príncipe creía hablar, pero sólo oía croar en su voz. De repente, alguien contestó a sus corares incesantes y ella apareció. Una majestuosa y bella rana saltarina. Él al verla, se prendó de su gracilidad, pero quedó en su corazón, por más que croara no terminaba de hacerse entender: Croac, croac..... croac, croac...y no, no le oía. Ella, saltarina, saltaba de hoja en hoja, de piedra en roca...croac...que impotencia tenía el rano-príncipe, y en ello despertó de aquel misterioso sueño. Él príncipe, como tal, al paso de los años, se casó con una princesa, aunque por las noches oía croar a la rana-saltarina. Sólo fue un sueño, recordaba, sólo suyo y de su estanque mágico. Así que todo quedó escondido en su principesco corazón. La rana encontró algún que otro rano y vivió feliz su vida, lejos del príncipe que también fue feliz. Ya al cabo de los años y siendo Rey, paseando por los jardines de palacio, oyó otra vez aquel croar lejano y pensó en crear un estanque más cercano a palacio. Así que fue a mirar como era aquel de antaño, para ver como estaba hecho y si estaría bien hacer su propio estanque. Abrió el frondoso follaje del bosque y asomó su coronada cabeza, miró y le gustó lo que vio. Dando un paseo, volvió a sentarse al lado y otra vez se quedó dormido, como antaño. En el sueño volvió a aparecer la preciosa rana-saltarina, y el despertó de alegría. Al hacerlo, se rompió el hechizo mágico y se dio cuenta, de eso, de que sólo había sido un sueño, su sueño...Desde entonces pasea cada tarde cerca del estanque mágico, vigilando que nadie pise sus recuerdos, más aun aprendió el rey a querer a muchos de aquellos ranos y ranas, dejó de ser tan engreído y volvió a recordar como era de feliz, cuando sólo era un príncipe, aprendió el lenguaje del estanque, conversó con todos sus habitantes y así llenó el huequecito de su corazón y con ello se dio cuenta de que como era mágico el estanque, no eran ranos y ranas sino príncipes y princesas, reyes y reinas sus habitantes y así se quedó para siempre, contento, feliz con todos...aunque siempre tiene una sonrisa especial, en la distancia para su rana-saltarina. La que nunca le vio, porque no hablaba entonces el idioma del estanque. Aunque, quizás todo fuera otro sueño y quizás se despertará mañana y habrá olvidado que él también fue rano. FIN.


(Tela de Araña, pag. 45)
Descubre más, vale la pena, no te dejará indiferente.

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